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Las Montañas de Agua

Carlos Gershenson

 

A Misteria

 

1

 

Las olas de la tempestad arrullan violentamente al Excallibur. En medio de la noche los marineros se abandonan al brandy. Jiggs, el viejo lobo de mar, se acerca en la penumbra envuelto en un tufo de alcohol y tabaco.

-Eh, Vanya, muchacho, ¿por qué tan pensativo?...

-¿Qué quieres, Jiggs? Soy así...

-Hmmm, sí, lo puedo oler... ¡ah!, lo que daría por recuperar mi ingenuidad.

-¿Para qué quieres tu ingenuidad?

-Para poder amar como amas, muchacho.

-Yo...

-Ah, otro corazón roto. -Un suspiro se desliza entre sus amarillos dientes y sus encanecidas barbas. -Tengo una historia que te podría animar... -Jiggs y sus historias. -Verás, muchacho. Yo tenía tu edad, un poco más, quizá. Navegaba en ese entonces con el capitán Sydney, en el Barracuda. Estaba de turno en el nido, había luna llena y algo de bruma. Oí su canto, muchacho. De las sirenas. Es la cosa más maravillosa que puede haber. En eso vi delante de la proa una isla, entre la neblina. El canto me paralizaba, muchacho. ¡El Barracuda se iba a estrellar con la isla! Pero de pronto, la isla se hundió en el mar, y el canto cesó. Pude moverme, extasiado aún por el canto. ¿A dónde se fue la isla? El diablo sabrá. Nadie me creyó lo que había visto. No conozco a nadie que haya sobrevivido al canto de las sirenas, muchacho. No sé porqué dejaron irnos. Desearía volver a escuchar su canto, aunque me costase la vida... sería la mejor forma de morir... -Demasiado brandy, supongo.


2


La tormenta se aleja. Una leve y fina lluvia todavía inunda el cielo mientras el sol despunta en el horizonte. No la puedo olvidar... me desgarra el alma sólo recordarla. Pero no puede casarse con un pobre pescador... ¿qué sabe ella del amor..? ¡¿Pero qué ola tan enorme es esa?! No es ola... ¿qué demonios es eso...? El mar se levanta... se están formando montañas... ¡montañas de agua...! ¡Pero si sólo tomé dos pintas! ¿Será la isla que Jiggs dice que vio? Las sirenas... ¿la mejor forma de morir? Sólo hay una forma de averiguarlo.

Me desnudo y salto por la borda. El agua está fría... pero qué maravilla. El sol naciente atraviesa los bordes de las montañas, provocando un baile de luces deslumbrantes. ¿Cómo puede haber olas en esas paredes casi verticales? ¡¿Cómo puede haber paredes de agua?! No se escucha el canto de las sirenas... pero ya estoy muy cerca. La lluvia se vuelve más fina. No cae de las nubes, sino de el agua que el viento arranca a las montañas... ¿pero qué es esto? A donde quiera que voltee, el arco iris me sigue...

Me zambullo dentro de las montañas... frente a mí sólo hay azulada obscuridad. Nado hacia arriba unas brazas. Necesito aire... doy vuelta atrás y veo la transparencia ondulada de la superficie vertical. Nado hacia ella. Mi cabeza emerge y antes de poder respirar, mi cuerpo es empujado por una corriente fuera de la montaña, para caer unos metros mar abajo.

¿Pero qué estoy haciendo? ¿Acaso vale la pena morir por una mujer? No por una que no me corresponde. El Excallibur... no lo veo... ¿qué...? ¡el canto!

¡Impresionantemente hermoso! Apresuro el nado de vuelta hacia las montañas. ¡¡El Canto!! Dentro de las montañas se escucha todavía más dulce. Me adentro en las montañas. Miro arriba de mí. Una silueta nada sobre mí para luego desaparecer. El canto parece venir de todos lados... y cada vez se hace más fuerte... Subo buscando la silueta, pero no puedo encontrarla... ¡aire! Otra silueta pasa velozmente a mi izquierda y desaparece tan intempestivamente como apareció. Sé que me rodean, pero no puedo ver nada más que un profundo azul. ¡Necesito aire...! una buena forma de morir...

Una sirena enfrente de mí. Su mirada expresa mucho más de lo que puedo percibir, pero lo que percibo... ojos y cabello del color del mar. Los ojos más profundos que el océano y la cabellera envuelve su cuerpo hasta donde comienza su brillante cola, más brillante que la plata. Bella muerte, muerte hermosa...

Me quedo sin fuerzas mientras la misteriosa sirena me toma entre sus brazos, y me regala preciado aire con un beso... un beso. Una eternidad tan corta...

-¿Qué haces aquí? -Puedo oírla, pero no mueve sus labios...

-Es porque te estoy hablando con la mente. -¿Telepatía?

-Algo así. -¿Tendrá nombre?

-Mi nombre es un misterio... -¿Por qué...?

-El hombre comete dos errores: querer encontrar las respuestas de todo, y creer que todo tiene respuestas...- Me estoy quedando sin aire...

-¿Qué haces aquí? -Ella...

-¿Conque crees que vale la pena morir por una mujer? -No...

Pero sí por una sirena.

-Ven conmigo.

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Cuentos, poremas y una novela

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