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Poemas

 

Carlos Gershenson

 

13 de julio de 1998

 

Nunca ha llegado la hora.

El conocimiento esta ahi.

El conocimiento es la nada.

 

Falsos deseos inflaman las ilusiones,

que al tornarse reales,

se destruyen en las llamas de lo conocido.

 

El denso espejo de la verdad

no refleja mas que ilusiones.

 

Hermosa serpiente de la mentira,

desesperada en tu nido

al no poder saborear tu fruto.

 

La balanza esta arreglada.

Por mas peso que se le aplique en un brazo,

el destino compensara el otro.

 

Troya

 

Por culpa de una mujer se perdio Troya

Valio la pena

Para conquistar el amor de una mujer resulto facil

Secar oceanos, nevar desiertos,

mover montan~as, derretir glaciares...

no es suficiente para conquistarte.

Necesito darte mucho mas.

Necesito darte mi alma.

 

La bella gris

 

Somos hijos de la ciudad

y la ciudad es nuestra creaci�n.

Nosotros hicimos a la ciudad

y la ciudad nos hizo como somos.

 

Nuestra soledad es concurrida;

invade sus calles, extasi�ndola.

 

El sol y la sombra, el polvo y el agua;

creaci�n y destrucci�n;

millones de vidas, millones de muertes;

inmutable observa la bella gris.

 

Gente viviendo, gente muriendo;

una ciudad: viviendo y muriendo.

 

Vida y muerte, creaci�n y destrucci�n;

creaci�n destruida, destrucci�n creadora;

se mezclan tan terriblemente

que nadie lo nota.

 

S�lo ven el presente,

y la bella gris…

no pertenece al presente

pertenece a la eternidad.

 

Ninfa de la Aurora

 

Donde el cielo se une con el mar

y la tierra se funde con el fuego,

donde los sue�os van hacia atr�s

naces de las flamas del deseo.

 

La tierra de las doce ninfas,

guardada por �rgul el azul,

los mortales te han olvidado,

su mente se ha estropeado,

su vida han arruinado.

 

Demasiado ciegos para admirarte

demasiado sabios para adorarte,

el fuego multicolor te rodea,

en busca del amor que tanto deseas.

 

Creada para los dioses de Kavsil,

ingenua esperas tu destino en Ara.

Zeva, ninfa de la aurora,

extra�ar�s tus cascadas de plata,

cuando est�s encerrada en la nada.

 

Diosa lo sabes todo,

pero no entiendes nada.

Encontrar�s la desdicha

al principio de los tiempos.

 

Corre, corre por tu vida,

no hay forma de que la salves,

pero siempre puedes entregarme tu alma.

Tu sangre para vivir.

 

Las ruinas de los tiempos yacen a tus pies,

los r�os terminan donde t� amas.

El fin se acerca, el halc�n est� aqu�.

Lo que he recorrido, los peligros que he pasado,

no valdr�n nada, desde el principio estaba dicho.

Quise cambiar tu destino demasiado tarde,

el halc�n se lleva mi coraz�n.

 

Las olas ba�an con su espuma mi cad�ver con vida.

Los poderes que siempre tuviste

y nunca conociste se develan ante tus sombras.

Tus sombras se escurren como tus cascadas

sobre mi cad�ver que nunca quisiste.

 

Renacer� en el Templo de los Hombres Alados,

mucho tiempo atr�s volver�.

Donde el cielo se una con el mar

y la tierra se funda con el fuego,

volver� por ti.

 

No sabes

 

T� que no sabes amar

T� que s�lo buscas

la satisfacci�n personal.

Buscas como desesperado,

pero no sabes qu� estas buscando.

Buscas sexo para sentir el amor,

pero s�lo encuentras desolaci�n.

Si nunca has sentido el amor,

no sabes nada del dolor.

No te gusta la tristeza,

pero das tus calzones con presteza.

Quieres ser feliz,

pero lo haces todo para ti.

No sabes qu� es estar enamorado,

y t� solo te estas matando.

T� que no sabes querer,

s�lo quieres el poder.

La promiscuidad no te deja nada,

qu� vac�a est� tu alma,

metes demonios en tu cama,

y humillas a quien te ama.

Lo �nico que necesitas para amar

es saber que te importa m�s su vida ,

que la tuya, y se la puedas dar.

Ten cuidado, no se la vayas a dar

a alguien que no sepa amar.

 

Soledad

 

Resc�tame de la Soledad.

Me tiene enjaulado en su fr�o calabozo

sin ventanas ni esperanza.

Su obscuridad es absorbida por mis venas,

haciendo de mi sangre su dinast�a.

El fango se mezcla con mi desesperaci�n

y a la muerte me lleva mi dolor.

El hambre de vida me roe las entra�as

pero aqu� mis horas se acaban.

La arena cae cada vez m�s despacio,

parece que se detiene a burlarse de mis penas.

El fruto del �rbol de la felicidad me est� prohibido,

puedo ver, sin ser visto;

puedo hablar sin ser o�do.

Me pudro en el olvido

sin jam�s haber vivido.

 

22 de abril de 1997

 

La luna llena canta a los lobos,

mi coraz�n se ensombrece en la noche.

Las nubes ocultan tu rostro,

las estrellas me lo regalan.

 

Tu presencia me ilumina el alma,

me hace despertar de mi pesadilla.

Tu mirada apasionada me saca

del trance en el que me hallo.

 

Tu cuerpo desnudo acaricia mis sentidos,

el amor me empuja a la pasi�n.

Recorro el interior de tu cuerpo con mi mente,

la luz crece pero el t�nel no se acaba.

 

La inmensidad y el infinito se extienden delante de nosotros,

el mundo y la raz�n se queda atr�s.

Porque en el mundo en el que habitamos

s�lo existe el amor.


Cuentos, poremas y una novela

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