En el presente trabajo se propone una estética que trata de comprender el problema de lo bello, partiendo del conocimiento acumulado a principios del tercer milenio. La estética que se propone es relativista. Se analizan desde diversos puntos de vista el papel de la experiencia sobre la estética. También se discute la estética (de)formada por la cultura actual. Finalmente se hace una definición de la belleza que recapitula las ideas expuestas a lo largo del trabajo.
Por lo menos desde los griegos al hombre le ha dado por estudiar la belleza. Debido a la inconmensurable cantidad de conocimiento y cultura que se ha acumulado en las últimas décadas, creemos que hay material suficiente proveniente de diversas áreas, tales como psicología, neurofisiología, sociología, teoría de la evolución, teoría de la relatividad, matemáticas y filosofía misma; como para tratar de hacer un bosquejo de lo que sería la estética a principios del tercer milenio.
Es claro que, debido a la fuerte dependencia que la cultura crea sobre el concepto de lo bello, al evolucionar la cultura humana también evoluciona su concepto de lo bello. Es por esto que la estética griega es adecuada para su cultura, la medieval para la suya, y sucede lo mismo con la india, china, maya, renacentista. Pero con una cultura tan rica y diversificada como la que tenemos en la actualidad, todas estas estéticas comprenden sólo partes de nuestra cultura. Es por esto que, estudiando cómo las diversas culturas han considerado lo bello, y nuestra propia cultura y los conocimientos que tiene al alcance, pretendemos hacer una propuesta estética.
Parece ser que el precursor fue Einstein y la teoría de la relatividad. Al aceptar que los objetos, la materia, y el tiempo, dependen de quien los observa, y desde qué situación los observa, las ideologías de absolutizar en conocimiento que desde Platón predominaban en la filosofía (Aristóteles sobre Heráclito, Newton sobre Leibnitz, Kant sobre Hume, Hegel sobre Schopenhauer) dieron un giro. Esto, al repercutir en la cultura, repercutió en todas las ramas del conocimiento humano, además de física y filosofía: desde arte hasta matemáticas. Después Gödel pudo dominar sobre Russell y Hilbert. Al probar que todo sistema basado en axiomas es incompleto, esto es, que no se puede demostrar que es valido universalmente, nos vemos obligados a aceptar nuestra finitud, e incapacidad de comprender la infinitud. Somos seres incompletos. De ahí que no pueda haber en una cultura humana una belleza absoluta (1).
Todo esto no quita importancia al conocimiento previo. Simplemente amplía los horizontes del entendimiento humano, y las ideologías absolutistas le quedan chicas, teniendo que mudar a una piel relativista.
¿Cómo podría yo decir qué es lo bello en un contexto universal y absoluto? Si ni siquiera podemos estar seguros de qué es el Ser, sólo podemos creer en él. Está bien, trabajemos basándonos en creencias, ya que no hay otra opción. Pero las creencias no son universales. Es decir, hay creencias que se pueden repetir en todo ser humano (e.g. existo), pero esto no se puede demostrar racionalmente, e inductivamente nunca tendremos una certeza absoluta de algo. Resignémonos y trabajemos con creencias. Pero siempre nos vamos a encontrar con que hay gente que no comparte las mismas creencias. Podemos ver a las creencias como los axiomas de la razón. No se pueden probar, por lo tanto la razón tampoco puede probar su validez universal. Una prueba de que esto es así es que yo puedo crear sistemas con distintos axiomas a los aceptados normalmente, construir sobre ellos ideologías (sistemas filosóficos consistentes en su contexto finito (pero la cultura siempre expande los contextos)), y dentro de esa ideología, todo va a funcionar, porque yo lo derivé de mis creencias. Todas las verdades son convenciones.
Podemos decir que las estéticas están contenidas en las ideologías. Entonces lo que yo considere bello, dependería de mis creencias.
¿Entonces de qué dependen nuestras creencias?
Creemos que el concepto de lo bello depende de las creencias. ¿Cómo se transmiten las creencias? Por convencimiento. ¿Cómo se forman? A través de la experiencia. Muchos factores influyen aquí: la cultura actual, las creencias las cuales le fueron enseñadas a cada individuo, su código genético, etc. Pero en conjunto podemos ver que las experiencias que van formando a un ser consciente, también moldean su ideología.
Los paisajes que conoce, los museos que ha visitado, los sentimientos que ha sentido, las personas que ha amado, la decoración que le ha rodeado, la ideología que le han sugerido/impuesto. Toda experiencia influye en el desarrollo del individuo, y en lo que considerará que es bello.
Al nacer, sólo tenemos la capacidad de llegar a tener razón. Animales como delfines, primates, guacamayas, caballos, perros, gatos; al ser enseñados, han mostrado una capacidad limitada de razonamiento. El razonamiento no es exclusivo del hombre. No estamos tan lejos biológicamente de el resto de los animales. La diferencia de nuestro código genético al de un ratón es menor al dos por ciento. Entonces, ¿por qué hay una diferencia tan abismal entre los hombres y los demás animales? Pero creo que primero habría que responder a esta pregunta: Si biológicamente somos casi iguales que hace cinco mil años, ¿por qué sólo en los últimos cien años ha habido avances sorprendentes en todas las áreas del conocimiento? Por la cultura.
Es por eso que al nacer, aunque sólo tengamos la capacidad de convertirnos en seres humanos culturizados, si no hay una cultura la cual nos enseñe y alimente nuestras experiencias, no seríamos muy distintos a hombres de la prehistoria. Por eso no hay gente tonta, sólo hay gente sin experiencia.
Y la cultura cambia. Se autotransforma constantemente, transformando todo lo que lleva consigo, incluyendo a la estética. Es por eso que en diversas culturas podemos apreciar distintos conceptos de lo bello. Sólo en lo que se refiere a belleza humana. Podría decirse que tiene raíces en la atracción animal que se requiere para la copulación, mejoramiento de la especie. Esto es, los más bellos serán los más fuertes y capaces para la reproducción. Pero aún así hay diferencias sorprendentes en distintas culturas. En la antigua china, la gordura era un indicio de riqueza, y por lo tanto de belleza. Los mayas que se deformaban el cráneo, las tribus africanas que se deforman orejas, cuellos o narices. La celulitis renacentista tan bien capturada por Rubens, a comparación de la anorexia actual impulsada por la mercadotecnia.
Claramente la belleza es relativa.
Bueno, si estamos de acuerdo que el conocimiento humano es basado en creencias, también será relativo a las experiencias, y habría sido fácil extenderlo a la estética, pero creo que la justificación previa no está de más.
Pero no sólo el concepto de estética depende de la experiencia. Parece ser que la experiencia es lo que hace, por lo menos en los actos humanos, que las cosas sean estéticas. Por ejemplo, un deportista de alto rendimiento es mucho más estético al practicar su deporte que algún novato. Esto por que ha aprendido cómo "se tiene" que hacer. Las obras de un maestro de pintura son más estéticas que las de un niño de primaria. No porque el niño no tenga la capacidad (potencial), sino porque no ha pintado los cientos de cuadros que hacen que el maestro haya aprendido cómo funcionan las cosas. Un político al dar un discurso es mucho más estético que un analfabeta. La experiencia del político le permite haber aprendido cómo "se debe" de actuar. Un bailarín asiduo a bailar en toda ocasión posible es mucho más estético que alguien que sólo baila en la boda de sus hermanos, y después de cierta cantidad de alcohol. Esto porque el bailarín asiduo ha aprendido las reglas del juego. Y si uno sabe las reglas, uno puede cambiarlas.
También parece ser que nuestra experiencia moldea nuestra percepción. Esto es, dependiendo de nuestras experiencias pasadas (i.e. educación), tendremos sensibilidad o no a la percepción de ciertos eventos, que nos parecerán estéticos o no. El mito social de que las mujeres gustan de los hombres parecidos a su padre, y los hombres mujeres parecidas a su madre, o los dos a sus primeros amores, es explicado por la experiencia.
Esto parece ser que tiene que ver con la habituación. Si uno está acostumbrado a hacer algo, lo hace sin pensar y sin dudar. Y lo hace bien. Alguien que no está acostumbrado titubea, duda, revisa. Y este comportamiento que refleja que ese alguien no tiene un conocimiento amplio de lo que está haciendo hace que sus actos no sean estéticos. Ya que estamos hablando de la habituación, veamos qué tiene que decir la neurofisiología al respecto de esta discusión estética.
Aunque es una ciencia muy nueva, la neurofisiología avanza a una velocidad sorprendente para conocer cómo funciona el cerebro, y todas las funciones relacionadas con él, desde el punto de vista de la fisiología. Es gracias a la neurofisiología que estamos pudiendo vislumbrar cómo es que percibimos, actuamos, razonamos, aprendemos, etc.
El comportamiento animal es adaptativo. Esto es, que un animal se adaptará a las condiciones que su medio ambiente le imponga. Aún no se comprenden todos los procesos de aprendizaje en animales, pero podemos decir que la plasticidad de las neuronas permite que las experiencias de un individuo vayan formando sus circuitos cerebrales (aunque una buena parte de estos circuitos se forma antes de nacer). Un cerebro, al percibir similitud en experiencias, las puede ir mapeando al mismo circuito. Así se van formando lo que conocemos como conceptos. Las conexiones entre neuronas se debilitan o refuerzan en dependencia de mis experiencias. Por ejemplo, son mis experiencias previas de mesas las que moldean mi concepto de mesa. No nazco sabiendo qué es una mesa. Pero vemos que así como las experiencias moldean a los conceptos, los conceptos moldearán a las experiencias, clasificando nuevas experiencias en base a conceptos previos. La razón, que maneja conceptos "puros", emerge de estos circuitos cerebrales, que además de la experiencia, se han alimentado de un lenguaje, una sociedad y una cultura. Algo similar a la formación de los conceptos podemos especular acerca de la formación de una opinión estética.
En la sección anterior vimos la importancia de la experiencia, y la habituación, en los actos humanos que pueden ser considerados estéticos. Pero finalmente, ¿qué es lo que pasa, y por qué, en el cerebro, cuando percibimos algo que nos parece bello? Los sentidos envían señales a distintas regiones de la corteza cerebral, donde se integran las percepciones y se causa la atención. Especulativamente, al integrar estas percepciones con memorias anteriores, que nos provocaron un placer o satisfacción, sentiremos similares placeres o satisfacciones. Esto es, si estoy acostumbrado a apreciar un escenario dado, cada vez que lo perciba sentiré sensaciones similares. Se liberarán endorfinas o alguna otra hormona y sentiré placer, y podré pensar: "ah, que bello es esto". Pero, ¿cómo puedo entonces considerar un escenario que nunca he percibido como bello? Podemos responder que hay escenarios que son capaces de disparar la liberación de hormonas y la sensación de placer por sí solos. El ejemplo más claro de esto es el acto sexual. Aunque nunca lo haya realizado, la primera vez será placentero (en teoría). Esto se debe a que nacemos con circuitos cerebrales diseñados a través de millones de años de evolución, que intentan asegurar la supervivencia y reproducción de las especies. Entonces, un escenario novedoso para mí puede causarme una impresión estética, en relación con mis impresiones estéticas anteriores, y también en relación con mi herencia genética, que me predispone a ciertas impresiones estéticas.
Muy bien, si las experiencias influyen en nuestro concepto estético, ¿qué factores influyen en estas experiencias? La sociedad, y su cultura. ¿A qué nos está llevando esto actualmente? Veamos.
La economía de los estados unidos, entre otras razones, ha llegado al nivel en el que está gracias al "american way of life", el famoso sueño americano, que se ha extendido en mayor o menor proporción por todo el mundo.
¿Qué implica el "american way of life"? Eres "mejor", si tienes más dinero. Eres un "ganador" (ganador de qué, no lo sé). La sociedad capitalista le induce/impone a la gente una meta en su vida: tener dinero. El problema es que esta es una meta inalcanzable, ya que nunca uno llega a tener "suficiente" dinero. No sólo esto, sino que mucha gente, al esforzarse por alcanzar esta meta inalcanzable, el cómo deja de importar. Y este cómo aético y amoral es lo que afecta a la cultura, y a la estética, de una forma problemática. Son muchos los medios usados, pero centrémonos en uno, tal vez el más temible: la mercadotecnia.
La mercadotecnia, es considerada por algunos como el arte de vender a la gente lo que no necesita. El cómo, ya lo dijimos, no importa. Así, la mercadotecnia le induce/impone, a nivel subconsciente, deseos a la gente que de otra forma no llegarían a un sector tan grande de la sociedad. No es sólo una cuestión de que la gente desee Coca Cola, gansitos, churrumais, pipuchos, cerveza, cigarros, el auto del año, etc.; gastando dinero en lo que las compañías quieran. La gente, al ser víctima de algún método publicitario, es inducida a creer que los personajes en comerciales, telenovelas, película, etc. son un modelo a seguir, el "deber ser" (2). El problema es que estos deseos también son inalcanzables, ya que los personajes son irreales e imposibles. Entonces tenemos a la gente tratando de tener un dinero que nunca será suficiente, y tratando de ser como alguien que no existe. Y no sólo esto, sino que inhibe la estética predispuesta por sus experiencias previas y su herencia genética. A esto le llamo venderle a la gente ideales que no necesariamente concuerdan con sus predisposiciones. Metas que no tienen por qué alcanzarse, y una vez alcanzadas, no producen un placer tan grande porque la gente no tiene una predisposición para desear lo que se le ha inducido a desear. E infelicidad porque los deseos predispuestos son usurpados por los impuestos por la mercadotecnia. Esta es nuestra cultura, deformada por intereses económicos.
Tal vez la sociedad que ha llevado esto al extremo más alarmante es la japonesa. Las animaciones japonesas inducen a la gente a considerar bellos personajes que no sólo no tienen nada de japonés, sino que tampoco tienen nada de real. La gente vive y crece con ideales artificiales. Aunque por lo visto esto casi siempre se ha dado.
El instinto de imitación social permite que la estética pueda ser inducida por la mercadotecnia, aún siendo uno consciente de ello. Uno sólo puede ver impotentemente cómo es que los mecanismos de imitación presentes en la mayoría de los animales actúan en uno al estar en una sociedad.
¿Qué se puede hacer al respecto? No mucho. La gente ya se ha acostumbrado y ha aprendido a desear lo que le han impuesto. ¿Pero por qué habría que cambiar algo? ¿Qué tiene de malo decirle a la gente cómo disfrutar y vivir su vida, si son conformes con ello? Bueno, a los que no estén conformes con ello, sólo se les puede sugerir que traten de descubrir qué es a lo que están predispuestos a desear y a disfrutar, liberando su individualidad (aunque esto implique una liberación de la sociedad). No diré que es "el placer verdadero", ni la plenitud, pero sí puedo asegurar, por experiencia propia, que los deseos deseados por uno mismo son disfrutados mucho, pero muchísimo más que los sugeridos/impuestos por la sociedad. La insinuación: creen su propia estética.
Bueno, ¿pero finalmente, podemos decir qué es la belleza? Sí.
Para juzgar que algo es bello, se necesita de un objeto o una acción. Y se necesita que alguien juzgue si ese objeto o acto fue bello o no, o que tan bello fue. Tomamos una posición similar a la de Metrodoro de Kío, al decir que "las cosas son lo que uno piense de ellas", y decimos: "las cosas bellas son lo que la gente juzgue que son bellas". Es claro que esto depende enteramente de las creencias y las experiencias y la voluntad de ese alguien juzgador. Y, así como no hay forma racional de mostrar que sus creencias son menos acertadas que las nuestras (sólo se podría intentar un convencimiento, tomando como base la experiencia (como ha tratado de ser este trabajo, y finalmente toda la filosofía)), tampoco podemos mostrar que su juicio no es válido. Para él es bello. Si para mí no lo es, no importa para nuestro concepto de estética. Desde el punto de vista biológico, nuestra herencia genética y nuestras experiencias determinarán qué nos hará sentir un placer estético. La belleza no sólo es difícil, sino también relativa.
Y este hecho predice que no toda la gente compartirá las ideas expuestas en este texto. Pero al no hacerlo confirman las ideas. ¿Contradictorio? Depende de la lógica. Pero sin lugar a dudas es más completo.
Quisiera agradecer a Nadya Bazlova por las interesantes y fructíferas conversaciones acerca del tema.
1. Podemos hablar de una belleza común, pero no absoluta.
2. Un colega norteamericano define a la función de "fitness" de una vida como la razón entre el número de relaciones sexuales entre el número de días vividos... ¿Y la calidad?