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Carlos Gershenson

9051

Estética

octubre de 2000



Hipias Mayor



En efecto, lo bello es difícil. Bueno, debería de serlo. En caso contrario, no sólo no habría materia de Estética en la carrera de Filosofía, sino que, al todo mundo saber qué es lo bello, o bien todo sería bello y no habría ningún deleite al encontrar algo bello, porque todo sería bello, o bien todos apreciarían tanto lo que es bello que el mundo se acabaría mucho más rápido que la Iliada al tratar de apoderarse y poseer lo bello.

En fin, el Hipias, como todo texto, tiene muchas cosas que argumentarle. Bueno, creo que este hecho es un indicio de que no hay verdades absolutas alcanzables por los hombres, pero eso nos aleja de la discusión estética.

Como menciona Jaeger, los griegos han influido enormemente en la civilización occidental, que lentamente se está tragando a todas las demás. Esto nos ha acarreado los grandes aciertos y los grandes errores de los griegos. En el caso de la estética, creo que el concepto de lo bello tiene un papel muy importante en la moral, y por lo tanto, en la vida social, y por lo tanto en la cultura y por lo tanto en la formación de cada hombre. Un error, según yo, es el querer hacer el concepto de lo bello absoluto, por más que lo bello se resista a serlo. No sólo porque el concepto de lo que es bello evoluciona junto con nuestra cultura, sino porque cada individuo, al tener distintas experiencias y por lo tanto creencias, tienen distintos conceptos de lo que es bello. Esto nos hace notar la posibilidad de que la formación del concepto de lo bello se de no en el mundo de las ideas, sino como una especie de condicionamiento. Bueno, pero Platón no habla de nada de esto.

En el Hipias se nota no sólo el problema de lo bello, sino también el gran problema que Wittgenstein hizo notar: el lenguaje. Tanto Sócrates como Hipias (¿será debido a la traducción?) a veces nos hacen recordar a Kant citando al vulgo: "Uno ordeña al macho y el otro sostiene la cubeta". Tal vez Platón se dio cuenta de que la razón no tenía nada que hacer en esos dominios y por eso las barrabasadas saltan al lector de vez en cuando. Tal vez Kant se inspiró en tales situaciones al pensar en su Crítica del Juicio. Y bueno, de paso Platón, como en la mayoría de sus diálogos, pone en situaciones incómodas a los sofistas, para justificar su forma de pensar escudándose en la imagen de Sócrates. Pero esto no le quita lo sofista ni a Platón ni a Sócrates. En fin, en el dialogo se hace tal confusión con lo que cada interlocutor pretende comunicar al otro, que para mencionar todos los pasajes habría que transcribir la mitad del dialogo.

Creo que puedo decir que las verdades son acuerdos. Lo mismo se puede decir para lo bello. Entre un grupo de personas se pueden poner de acuerdo en qué es lo bello para ellos. Pero como lo ejemplifican magistralmente Sócrates e Hipias, esto no es cosa simple. Y cuanto más difícil, cuando el contexto sobre el que se quiere llegar a un acuerdo cambia con el tiempo.

¿Qué es lo bello? Lo que el observador juzgue que es bello.

¿Belleza universal? ¿Qué es eso?


Amor por la razón

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